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Importancia del
sexo |
Dice Marvin Harris en su libro
Nuestra especie que "el
sexo figura entre las principales
motivaciones de la acción humana y fuerzas selectivas
de la evolución
cultural.
Como el hambre, el sexo es a la vez pulsión y apetito".
No cabe duda de que el
hombre ha ido evolucionando morfológica
y fisiológicamente hasta convertirse en un animal preferentemente
sexual.
A diferencia de otros primates, grupo al que pertenecemos, la
mujer no
entra en celo, lo que significa que en ningún momento deja de ser sexualmente receptiva,
al menos durante la mayor parte de su vida.
Además, su actividad
erótica no desaparece durante el embarazo y, tras el parto, reanuda su
vida sexual mucho antes que cualquier otro primate.
La sexualidad de la mujer,
y por tanto la del hombre, no está condicionada por la ovulación. |
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sexualidad hombre
y mujer |
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Siguiendo en esta línea comparativa,
ninguno de nuestros parientes evolutivos invierte tanto tiempo como
el ser humano en los preparativos para la cópula y el acto
sexual.
Por ejemplo, los monos aulladores realizan durante el coito
una media de 17 movimientos pélvicos en 22 segundos, con unos
10 segundos previos para el ajuste corporal.
Los chimpancés
tampoco andan muy lejos de este récord: el macho efectúa
de 4 a 8 movimientos de cadera en 7 u 8 segundos.
Sin embargo, el hombre dedica
por término medio unos 10 minutos
en excitar a su compañera, más un tiempo similar en completar
la cópula.
Estos 20 ó 30 minutos son normalmente necesarios para que la
mujer alcance el climax, aunque el
hombre pueda llegar a eyacular en
pocos segundos, como les sucede a los machos de otros primates.
Por último, en el ser humano el
sexo no es un mero instrumento
para perpetuar la especie, si no que además cumple una función
social.
La sexualidad es una realidad que impregna la vida cotidiana; numerosos
gestos comunes conscientes o inconscientes tienen una finalidad erótica. |
En el reino animal, "el
sexo no se procura enfáticamente
sólo por diversión, y raramente está separado
de su función de fertilización", explica Jerad
Diamond en su libro Por qué es divertido el sexo. Aunque este
autor también puntualiza que esta generalización admite
excepciones: el sexo está notoriamente separado de la reproducción
en unas pocas especies, como los bonobos, el chimpancé pigmeo,
y los delfines.
En resumidas cuentas, el
hombre, independientemente de su condición
sexual, pasa gran parte de su existencia pensando en el sexo
y haciéndolo,
cuando puede. |
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